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El principio de buena fe: La clave de un buen seguro

18/11/2021

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Sin duda cuando adquirimos un seguro, estamos a la expectativa de que cuando algo nos suceda y se requiera que activemos los beneficios de nuestra póliza, la promesa de valor se cumpla.

Justamente por la expectativa que tiene nuestro cliente sobre el servicio que ha adquirido, es importante que la aseguradora, sus ejecutivos y el broker de seguros , actúen siempre con el mayor profesionalismo y bajo el principio de buena fe, para asesorar apropiadamente al asegurado, a fin de que éste conozca, con el mayor detalle posible, los valores agregados y condiciones particulares de su póliza.

Para explicar un poco mejor este principio, me permito citar un estracto del diccionario de seguros de la Fundación Mapfre:

“Buena fe (good faith): Principio básico y característico de todos los contratos que obliga a las partes a actuar entre sí con la máxima honestidad, no interpretando arbitrariamente el sentido recto de los términos recogidos en su acuerdo, ni limitando o exagerando los efectos que naturalmente se derivarían del modo en que los contratantes hayan expresado su voluntad y contraído sus obligaciones.”

Fuente: https://www.fundacionmapfre.org/publicaciones/diccionario-mapfre-seguros/buena-fe/

Como se puede observar, el seguro es un contrato que establece un vínculo entre el cliente (asegurado) y todos los intervinientes (aseguradora, empresa de asistencia, empresa de medicina pre-pagada) y esta relación contractual parte de una base de credibilidad, propósito de servicio y de cumplir con las estipulaciones que se deriban del contrato entre ambas partes.

Por consiguiente, también es importante tomar en cuenta que el asegurado, en el momento de adquirir un seguro o en caso de necesitar aplicar una reclamación por un siniestro, debe asimismo actuar bajo este principio, para evitar posibles inconvenientes con el servicio que se brinde por parte de la aseguradora, el asesor de seguros o incluso el reasegurador.

En la gestión del día a día en la industria de seguros, vemos muchos casos que se presentan, donde no se aplica apropiadamente el prinicipio de buena fe, ejemplos que me permito detallar a continuación:

Ejecutivo despistado

Del lado del asegurador:

Un ejecutivo de seguros que no tiene claro su propósito de servicio y conocimiento (know how), por ende no explica a detalle los mejores beneficios que permitan satisfacer las necesidades del cliente versus el límite de cobertura que puede respaldar la compañía de seguros en relación al presupuesto.

Cliente que miente

Del lado del asegurado:

Un cliente que no otorga toda la información necesaria sobre su estado de salud o peor aún, oculta alguna condición preexistente, podría tener inconvenientes cuando desee efectivizar su póliza. Otro ejemplo: que el cliente no informe apropiadamente sobre las protecciones y/o condiciones que tiene su empresa para proteger sus activos (respecto a un inventario de mercadería u otros bienes muebles o inmuebles) y por consiguiente, en caso de presentarse un siniestro, el mismo podría ser causal de negativa.

Si el cliente tiene la apertura para otorgar toda la información necesaria para suscribir apropiadamente su póliza, su percepción de expectativa versus realidad será la mejor y con ello, desde el inicio de la relación contractual se cumplirá y llevará a cabo el noble principio de buena fe.


Con el paso de los años en mi experiencia profesional, he aprendido que mientras el asegurador o broker trabajen con el mayor profesionalismo, conocimiento y empeño para velar por los intereses del cliente, se suscribirá un adecuado contrato que permitirá mantener al asegurado satisfecho en el largo plazo.

David Cedeño López Socio de Ecuaprimas

Autor: David Cedeño López

David es Socio en Ecuaprimas, líder con una amplia experiencia en seguros para empresas y personas. Innovador y apasionado por brindar un servicio y acompañamiento que supere las expectativas de todos nuestros clientes.

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Sin duda cuando adquirimos un seguro, estamos a la expectativa de que cuando algo nos suceda y se requiera que activemos los beneficios de nuestra póliza, la promesa de valor se cumpla.

Justamente por la expectativa que tiene nuestro cliente sobre el servicio que ha adquirido, es importante que la aseguradora, sus ejecutivos y el broker de seguros , actúen siempre con el mayor profesionalismo y bajo el principio de buena fe, para asesorar apropiadamente al asegurado, a fin de que éste conozca, con el mayor detalle posible, los valores agregados y condiciones particulares de su póliza.

Para explicar un poco mejor este principio, me permito citar un estracto del diccionario de seguros de la Fundación Mapfre:

“Buena fe (good faith): Principio básico y característico de todos los contratos que obliga a las partes a actuar entre sí con la máxima honestidad, no interpretando arbitrariamente el sentido recto de los términos recogidos en su acuerdo, ni limitando o exagerando los efectos que naturalmente se derivarían del modo en que los contratantes hayan expresado su voluntad y contraído sus obligaciones.”

Fuente: https://www.fundacionmapfre.org/publicaciones/diccionario-mapfre-seguros/buena-fe/

Como se puede observar, el seguro es un contrato que establece un vínculo entre el cliente (asegurado) y todos los intervinientes (aseguradora, empresa de asistencia, empresa de medicina pre-pagada) y esta relación contractual parte de una base de credibilidad, propósito de servicio y de cumplir con las estipulaciones que se deriban del contrato entre ambas partes.

Por consiguiente, también es importante tomar en cuenta que el asegurado, en el momento de adquirir un seguro o en caso de necesitar aplicar una reclamación por un siniestro, debe asimismo actuar bajo este principio, para evitar posibles inconvenientes con el servicio que se brinde por parte de la aseguradora, el asesor de seguros o incluso el reasegurador.

En la gestión del día a día en la industria de seguros, vemos muchos casos que se presentan, donde no se aplica apropiadamente el prinicipio de buena fe, ejemplos que me permito detallar a continuación:

Ejecutivo despistado

Del lado del asegurador:

Un ejecutivo de seguros que no tiene claro su propósito de servicio y conocimiento (know how), por ende no explica a detalle los mejores beneficios que permitan satisfacer las necesidades del cliente versus el límite de cobertura que puede respaldar la compañía de seguros en relación al presupuesto.

Cliente que miente

Del lado del asegurado:

Un cliente que no otorga toda la información necesaria sobre su estado de salud o peor aún, oculta alguna condición preexistente, podría tener inconvenientes cuando desee efectivizar su póliza. Otro ejemplo: que el cliente no informe apropiadamente sobre las protecciones y/o condiciones que tiene su empresa para proteger sus activos (respecto a un inventario de mercadería u otros bienes muebles o inmuebles) y por consiguiente, en caso de presentarse un siniestro, el mismo podría ser causal de negativa.

Si el cliente tiene la apertura para otorgar toda la información necesaria para suscribir apropiadamente su póliza, su percepción de expectativa versus realidad será la mejor y con ello, desde el inicio de la relación contractual se cumplirá y llevará a cabo el noble principio de buena fe.


Con el paso de los años en mi experiencia profesional, he aprendido que mientras el asegurador o broker trabajen con el mayor profesionalismo, conocimiento y empeño para velar por los intereses del cliente, se suscribirá un adecuado contrato que permitirá mantener al asegurado satisfecho en el largo plazo.

David Cedeño López Socio de Ecuaprimas

Autor: David Cedeño López

David es Socio en Ecuaprimas, líder con una amplia experiencia en seguros para empresas y personas. Innovador y apasionado por brindar un servicio y acompañamiento que supere las expectativas de todos nuestros clientes.

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1 comentario en “El principio de buena fe: La clave de un buen seguro”

  1. Excelente artículo David. Si duda alguna, este es el pilar fundamental sobre el cual se basa la relación entre todos los que participan alrededor de una póliza de seguros. Es una pena que algunas personas (clientes, corredores, aseguradores o reaseguradores) vean a este hermoso mundo, únicamente como un medio para tener réditos económicos (lucro).

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